A finales de marzo, algunas de nosotras, junto a compañeras del Hogar Santos Ángeles, vivimos una experiencia muy enriquecedora, tanto a nivel personal como espiritual, y es que disfrutamos de un viaje a Fátima, lugar sagrado para millones de católicos.

El viernes 28 de marzo, salimos del Hogar a las 10:30 horas de la mañana, dirección Aeropuerto Tenerife Sur para tomar un vuelo directo a Lisboa. Una vez aterrizamos, nos recogió un transporte concertado que nos llevó al hotel donde nos alojaríamos los próximos días.

Al día siguiente, tras un rico desayuno, salimos temprano hacia la aldea de Aljustrel, el pueblo de los tres jóvenes pastores, a los que, en 1917, la Virgen María se les apareció. Allí realizamos un bonito recorrido por las casas de los niños, tal y como eran en el pasado, y conocimos como fue su vida cotidiana y su increíble historia. Tras este recorrido, paramos a almorzar en un restaurante, y cogimos fuerzas para, en la tarde, explorar los espacios del Santuario de Fátima, donde nos tomamos un tiempo de oración y participamos en la celebración de la Santa Misa, en la Basílica. Ya después de la cena, volvimos para rezar el Via Crucis y las letanías a la Virgen de Fátima, a la que también acompañamos en su procesión por el santuario con velas encendidas, creando un espectáculo de luz y fe.

El domingo, madrugamos para visitar el pueblo de Los Valinhos, un paraje campestre que recorrían los tres pastorcitos de Fátima para el pastoreo de sus rebaños, y dónde sucedieron dos de las apariciones del Ángel de la Paz y la cuarta aparición de Nuestra Señora de Fátima. También tuvimos oportunidad de transitar un castillo medieval de cuento, el Castillo de Ourém, donde disfrutamos de unas vistas privilegiadas, ya que se encuentra en lo alto de la colina que se eleva sobre el pueblo. Ya en la tarde, después de un delicioso almuerzo y de un tiempo agradable de descanso, acudimos a la celebración de la Eucaristía en el Santuario de Fátima.

El lunes, sobre las 10:00h de la mañana iniciamos un paseo por Cova de Iria, aprovechando la ubicación céntrica de nuestro hotel, en el que pudimos curiosear en las tiendas y comercios de allí, y donde, qué duda cabe, adquirimos algunos souvenirs. Por la tarde, asistimos a la Santa Misa en la Basílica, y nos recogimos pronto, ya que al día siguiente tocaba emprender el camino de vuelta a casa, desde bien temprano.

Nuestro resumen, Fátima ha sido un lugar especial, con un entorno natural y monumental fantástico… una experiencia muy recomendable.

 

 

 

 

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